En Sierra Gorda, los esfuerzos por luchar contra los residuos sólidos que inundan el mundo cumplen ya 28 años

Por Esther Díaz

Fuete: Revista Equilibrio

Érase una vez un barco pesquero que navegaba por el Océano Pacífico de regreso al puerto de donde, meses atrás, había partido. Una noche de tempestad en la que solo la tripulación de guardia estaba despierta, el barco chocó contra una gran mole que su radar no había detectado. Era una gigantesca isla de basura de ocho veces el tamaño de Chihuahua y 30 metros de profundidad…

La historia podría ser un cuento o un hecho completamente real. Las islas de basura, descubiertas hace más de 10 años, están formadas por vidrio, metales, plásticos, redes de pesca, tapones de botellas, cepillos de dientes y casi cualquier cosa que podamos imaginar. Por si fuera poco, no son fáciles de localizar vía satélite.

Las causas de que actualmente existan cinco grandes islas de basura en los océanos del mundo es sencilla: una gran parte de los residuos que generamos no se recicla, sino que termina en tiraderos clandestinos, en basureros que ya excedieron su capacidad y en alcantarillas. De las alcantarillas, la basura pasa al drenaje, de ahí a los ríos y, finalmente, al mar.

En primer lugar, una parte de esos desechos es ingerida por los peces. Cada año, miles y miles de peces, delfines, tortugas y ballenas mueren por comer plástico, quedan mutilados o se asfixian al quedar enredados en algún tipo de desecho. Hace poco, por ejemplo, encontraron a una ballena muerta en una playa con 20 kilos de plástico en su estómago.

Además, los desechos de las islas de basura contienen sustancias tóxicas que contaminan el agua donde habitan los peces y crustáceos que, si eres omnívoro, tarde o temprano acabarán en tu estómago.

Por si fuera poco, todos esos residuos destruyen los corales y los manglares, que es donde se crían los peces y sirven como barrera protectora contra huracanes.

Conscientes de todo ello, y con una visión adelantada a su tiempo, hace ya casi tres décadas Grupo Ecológico Sierra Gorda (GESG) comenzó a desarrollar un exitoso programa de recolección de materiales reciclables en las comunidades rurales.

En los últimos 15 años, se han recolectado 7,500 toneladas de materiales reciclables y se han construido 113 centros de acopio comunitario.

Por medio de visitas periódicas a las comunidades, en las que una buena parte de las brigadas de limpieza han estado durante años formadas por niños y jóvenes, los habitantes de las comunidades han aprendido a separar papel, cartón, vidrio y latas.

Hoy en día, las personas –principalmente mujeres– recogen los materiales separados y los llevan al centro de acopio de sus comunidades para luego ser trasladados al centro de acopio regional.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer. La basura esparcida por las laderas de las montañas sigue siendo hoy una realidad con la que muchos serranos conviven.

Casi 30 años después, la lucha por una sierra más limpia continúa. De ello depende que otro barco no vuelva a encallar en una isla fabricada a base de malas acciones.