Fue en la primavera del 2010 cuando finalmente pude conocer un sitio que estaba en mi lista de prioritarios gracias a invitación de queridos amigos como lo son Fulvio y Lety Eccardi, quienes me invitaron a su expedición anual a la Reserva de la Biosfera El Triunfo, en Chiapas, para conocer sus bosques de niebla antiguos y sus habitantes más emblemáticos; el quetzal y el pavón. Fulvio fue el primer fotógrafo en documentar de manera extensiva los tesoros del El Triunfo, dedicando años a explorar sus añosos bosques y conseguir las primeras fotografías de tan espectacular ave en nuestro país, así como abogar de muy activa manera por la protección de tan valiosa área. Ubicada en lo alto de la Sierra Madre de Chiapas, dicha reserva y sus bosques proveen una larga lista de servicios y beneficios ambientales merced a su buen grado de conservación, mas como otros casos en México se trata de una isla en un mar de destrucción, donde de manera constante la creciente población humana va cercando aún más a su flora y fauna. Sin embargo la protección ya por varias décadas a los bosques del El Triunfo y sus habitantes se nota; ahora los pavones, aves endémicas y sumamente amenazadas son fáciles de fotografiar en esa reserva pues han perdido el miedo a los humanos. En el primer día tuvimos oportunidad de encontrar un grupo de 5 de ellos, quienes curiosos se dedicaron a observarnos desde una cercana rama cual viles guajolotes de patio! Fue un encuentro memorable y muy cercano pues nos ignoraron y se dedicaron a comer, pelearse por una hembra o acicalarse, paseándose orgullosos y corpulentos con el extraño “pico” o gorro que tienen en sus cabezas y que señala aún más su rareza y originalidad. En cambio los quetzales son otra historia; son sumamente tímidos y escurridizos, pues al igual que sus primos los trogones, comunes en la Sierra Gorda, saben bien esconder su vistoso y rojo vientre y camuflarse entre las ramas y musgo. El plan era fotografiarlos en sus nidos, mas el cambio climático y sus erráticas consecuencias atrasaron la temporada de anidación y no había un solo nido activo a pesar de ser la fecha adecuada. Sin embargo a fuerzas de ser terco y no desperdiciar un solo momento, en la tercer tarde y gracias a la experiencia de uno de los guarda-parques conseguir ver y fotografiar a mi primer quetzal. Pensaba eran como un trogón nada más que con plumas más largas, pero nada más lejano de la realidad. Los quetzales tienen algo de etéreo, elegante y mágico que sus primos, los trogones queretanos están muy lejos de tener. Desde la forma en que vuelan, lo iridiscente de sus plumas y desde luego las espectaculares plumas de los machos. Muchas personas los consideran las aves más bellas de este planeta y estoy seguro es así!
Sin embargo, al igual que los pavones, son endémicos y están en peligro de extinción, dependiendo completamente de la conservación de los bosques de niebla que ocupan y lo recursos que los mismos les ofrecen. Y de esos bosques también dependen las comunidades humanas de una amplia área de Chiapas, actividades agrícolas e incluso la generación de electricidad. Entonces por qué seguirlos destruyendo?