Por Martha “Pati” Ruiz Corzo

Una iniciativa ciudadana

Teniendo como marco las actividades del Grupo Ecológico Sierra Gorda I.A.P., organización de la base que lleva desde 1989 concentrando sus esfuerzos en la reserva de la biosfera Sierra Gorda en el centro-este de México, que habiendo nacido como una pequeña iniciativa local ha conseguido crecer y posicionarse como un proyecto exitoso y merecedor de una larga serie de reconocimientos internacionales. Gracias a los esfuerzos de la ONG y sus filiales que conforman la Alianza para la Conservación de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda.

Compensar para conservar

La experiencia e historia del proyecto Sierra Gorda se ha convertido en un claro éxito para la conservación con participación social, que ha potencializado las actividades de conservación y que entre muchas otras líneas de acción ha emprendido la aplicación de diversos esquemas de pago por servicios ambientales, valorización de la infraestructura natural y desarrollo de mecanismos pioneros para compensaciones económicas por la conservación a propietarios rurales, tendiendo puentes entre inversionistas internacionales y la realidad local. Ello parte de la obvia necesidad de crear mecanismos para la conservación de bosques y selvas de la región, que prácticamente pertenecen en un 100% a propietarios privados y comunidades de la zona, que a través de actividades productivas tradicionales (agricultura, ganadería y extracción forestal) han impactado en diversos grados a los ecosistemas locales obviamente incompatibles con la conservación y que no han aliviado la pobreza. Lo anterior equivale al que por ganancias mínimas bosques y selvas son impactados o destruidos, al carecer un manejo de conservación de cualquier valor económico para sus propietarios. Por lo anterior, desde el 2003 dimos inicio a la gestión con distintas instancias, como la Comisión Nacional Forestal, Global Environment Facility, la Fundación Gonzalo Río Arronte y el Banco Mundial, para el pago por servicios ambientales hidrológicos y por biodiversidad, ahora en más de 48,000 has de bosques y selvas de más de 150 propietarios rurales de la zona. Cabe destacar la solidez como socios de la CONAFOR y la Fundación Gonzalo Río Arronte, cuyo continuo apoyo ha permitido crear una sinergia de claro impacto y que ha dado certeza a otros socios.
Ello significa una derrama de alrededor de $18,000,000 de pesos anualmente directa a propietarios forestales del área en pobreza extrema, un retorno mucho mayor que si esos bosques y selvas hubieran seguido siendo degradados con las actividades productivas tradicionales. Esto ha coadyuvado de manera clara a la reducción de la fragmentación forestal (reducida en un 24%) y un aumento de la cobertura forestal (13,000 has recuperadas de 1996-2006) e ingresos económicos mayores a los que nunca habían tenido sus propietarios, poniendo los cimientos de una economía de la conservación. Es por ello que ahora es de mayor conveniencia conservar que degradar para muchos propietarios serranos y nuestra labor para tender puentes entre las fuentes de financiamiento y los beneficiarios en la Sierra Gorda está dando importantes frutos.