por Roberto Pedraza Ruiz
De acuerdo a la diversidad biológica que algunos países sostienen, que con mucho rebasa la diversidad “promedio” que se encuentra en otros, los científicos los han clasificado como megadiversos, es decir, que concentran en sus territorios una diversidad de formas de vida extraordinaria, donde pareciera que la Naturaleza los utilizó como laboratorios vivientes para que en ellos se concentre multitud de especies de flora y fauna.
Existen 17 países que concentran buena parte de las formas de vida presentes en nuestro planeta, siete de ellos en nuestro continente; dos en Norteamérica y cinco en Sudamérica, entre los que naturalmente se encuentra México, como puente entre la biota del sur del continente y las especies boreales que lo han colonizado a lo largo del tiempo geológico. Los otros países megadiversos son los Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Ecuador y Brasil, estos últimos como países tropicales concentran una increíble biodiversidad en sus selvas tropicales. México se encuentra entre los primeros cinco países megadiversos, y también uno de los tres cuyos territorios se encuentran entre dos grandes zonas biogeográficas, la neártica y la neotropical, lo que aunado a una complicada topografía y variantes climáticas, le otorga una muy alta diversidad de especies, géneros y endemismos en ciertos grupos.
Dichas condiciones, provocan que en él concurran sistemas naturales como áridos desiertos, bosques templados de coníferas y encinos, bosques de niebla, bosques tropicales húmedos y secos, praderas alpinas, humedales y amplios litorales y ecosistemas pelágicos, que realmente hicieron de nuestro territorio el cuerno de la abundancia, ahora bastante maltratado.
A pesar de ello, en cuanto a la diversidad y endemismo de especies, México está entre los primeros lugares en la lista de países megadiversos; tiene la mayor diversidad de especies de pinos (55 especies), encinos (138 especies), de cactáceas (834) y de mamíferos marinos (33 especies). Es el sexto en vertebrados (sin considerar peces) con 2,501 especies, ocupa el segundo sitio en especies de reptiles (717), después de Australia, ocupa el cuarto sitio en cuanto especies de anfibios y el sexto por su número de especies de mariposas (2,237). Curiosamente en aves nos vemos relegados a un modesto doceavo sitio con 1,050 especies. Sin embargo es en los endemismos (especies exclusivas) que impresiona más la diversidad de nuestro país. Ocupa el tercer sitio a nivel mundial por vertebrados endémicos (802 especies, excepto peces), segundo en endemismos de reptiles con 368 especies, es decir, más de la mitad de las especies presentes, tercero también en endemismos de mamíferos con 140 especies y sexto sitio tanto en especies de anfibios (169 especies) como de aves (125 especies). Su diversidad en especies de plantas es igualmente notable, aunque desgraciadamente no existen datos exactos sobre su riqueza total, pues aún se siguen descubriendo nuevas especies. De acuerdo a diferentes expertos, la cifra total estaría entre las 18,000 a 30,000 especies, con un endemismo entre 10,000 y 15,000 especies, ocupando por este último rubro el sexto lugar entre los países megadiversos.
Si tomamos en cuenta su diversidad total, es decir, la suma de especies, géneros y familias endémicos, su gran diversidad de ecosistemas, sistemas marinos principales y la mezcla de especies pertenecientes a dos grandes bioregiones (neártica y neotropical), México podría competir con Australia por el cuarto sitio entre la lista de los países con megadiversidad, después de Brasil, Indonesia y Colombia, si bien con un territorio considerablemente menor al australiano, lo que indica una mayor diversidad de especies por unidad de superficie, es decir más riqueza en menos superficie.
Dentro del mismo territorio nacional existen porciones que concentran buena parte de esa riqueza, donde igualmente por razones de ubicación, topografía y precipitación y a lo largo de miles de años de procesos evolutivos se concentran ecosistemas y especies en mayor número que en las zonas circundantes, afortunadamente muchas de ellas bajo regímenes de protección como lo son las áreas naturales protegidas, donde destaca nuestra Sierra Gorda por ser la más ecodiversa y la segunda por sus valores biológicos, en una mínima fracción territorial de México.