por Martha Isabel Ruiz Corzo
Otro reconocimiento más que recibimos con mucho gusto, que nos avala y honra a nuestra Sierra Gorda. Esta vez el premio Energy Globe que otorga el Parlamento Europeo y que recibimos por tercera ocasión. La primera en 2002 en la categoría Tierra por nuestro trabajo con jóvenes líderes serranos; el año 2008 en la categoría Fuego por la valorización de los servicios de los ecosistemas. Este año en la categoría Agua por el trabajo de restauración de cuencas hidrológicas, organizando a las comunidades para llevar a cabo acciones varias que aseguren la conservación de suelos y bosques y su función de regulación e infiltración hidrológica.
Sobresale la protección de bosques y selvas de las cuencas mediante pagos por servicios ambientales, estrategia exitosa que ha permitido la regeneración de miles de hectáreas y la disminución notable de incendios forestales, haciendo llegar ingresos considerables a sus poseedores.
Sobresale también el manejo regenerativo de suelos agropecuarios mediante técnicas que permiten la formación de sumideros de bióxido de carbono, de “esponjas” de materia orgánica que guardan el agua en el suelo, además de recuperar la fertilidad y la productividad de los mismos, fertilidad agotada por el manejo convencional y el uso de productos agroquímicos que han acabado con la microbiología que mantenía naturalmente la salud del suelo.
Según los expertos, esta es la acción más efectiva contra la desertificación y la más viable para “bajar” de la atmósfera el exceso de partículas de CO2 y de vapor de agua que han provocado el calentamiento global.
Sanando la tierra, zurciendo agujeros en el tejido de la vida, desintoxicando, haciendo manejo de las escorrentías, no permitiendo que el agua corra y erosione, capturando el agua de lluvia en esas esponjas, enfrentando las sequías y permitiendo adaptarse a las condiciones extremas del cambio climático. Así como el manejo de suelos pecuarios mediante el pastoreo planificado y la rotación del ganado, que permite su restauración. La remineralización de los suelos y la producción de bio-fertilizantes de bajo costo que se preparan en casa eliminando la dependencia de subsidios y agroquímicos.
La bondad de estas técnicas son una esperanza real para la mitigación del calentamiento global y la pobreza, poniendo los suelos a trabajar a favor, pudiendo capturar tres veces más bióxido de carbono que plantando árboles, a la vez que se fortalece la suficiencia alimentaria regional. Alimentos que son salud, de alta capacidad nutricional, que son una bendición para las mujeres serranas, hortelanas consiguiendo una producción no solo para autoconsumo, si no también para el mercado local vendiendo sus excedentes.
Sí amigos, en Sierra Gorda estamos preparándonos a toda velocidad para los cambios que enfrentamos y que en el futuro se darán en forma más drástica, conforme los servicios de los ecosistemas vayan declinando y el clima presente cambios más drásticos. Buscando preservar el capital natural, capacitando a las comunidades en estas innovadoras técnicas rurales.
Ojalá podamos despertar hacia lo que es real y nos preparemos para una cultura diferente, donde el dispendio quede atrás, cambiando a una relación más amorosa y de menor impacto para la Tierra.