¿Qué conexión tienen los bosques del este de los Estados Unidos o Canadá a miles de kilómetros de los bosques y selvas de la Sierra Gorda ? Pues directísima y ocurre cada año sin falta, cuando arriban miles y miles de viajeros de distintas especies de aves migratorias, escapando de las bajas temperaturas y falta de alimento de los inviernos del norte, buscando refugio en nuestras montañas. De las 334 especies de aves de la RBSG, 97 son especies migratorias; tángaras, búhos, aguilillas, garzas, patos, gansos, pelícanos, chipes, gorriones, carpinteros y una larga lista…., además de colibríes. El arribo de los colibríes ha sido notoria en las tierras altas donde entre bosques templados o de niebla, se encontraban este año esperándolos grandes manchones de frijol silvestre. O sea, se sincronizan los ecosistemas locales con la gran migración de miles de kilómetros para ofrecer azúcares y carbohidratos a las pequeñas aves luego de su larguísimo viaje. En la migración de este año, gracias a las abundantes lluvias la producción de flores de esa especie de frijol ha sido extraordinaria y clientes no le faltan; los colibríes residentes han visto invadidos sus territorios por los visitantes, que en proporción de 10 migrantes a 1 residente se alimentan en los manchones de flores de frijol, sin importar procedencia ni nacionalidad.
De la especie fotografiada, Archilochus colubris, hay una importante proporción de hembras y machos jóvenes, mientras pocos macho adultos han arribado. Son viajeros bienvenidos y a los que les debemos la más cordial hospitalidad, protegiendo los ecosistemas que ocupan y a los frijoles silvestres mexicanos!