“La Historia de las Plantas de la Nueva España” fue escrita por Francisco Hernández después de haber realizado la primera exploración en territorio mexicano de 1571 a 1576. Bajo nombramiento de Protomédico del Nuevo Mundo, y con la encomienda del rey Felipe II de describir ese vasto y desconocido territorio con sus plantas, animales y minerales útiles a la corona, Hernández recorrió buena parte del territorio nacional, describiendo más de 3,000 especies de plantas y 500 de animales. Desde entonces, diversos naturalistas e instituciones han realizado esfuerzos por inventariar y documentar la diversidad de flora y fauna del quinto país megadiverso a nivel mundial, donde la región central ha sido la más explorada y estudiada. Por ello, seguir encontrando nuevas especies de plantas y animales resulta hoy en día extraordinario, máxime cuando su permanencia es incierta debido al cambio climático y al crecimiento poblacional.
Sin embargo, en la queretana Sierra Gorda se han descubierto recientemente tres especies nuevas de magnolias, que son árboles notables por ser fósiles vivientes y las primeras plantas con flores. Y que estuvieron a punto de ser aniquiladas por operaciones madereras en las que en aras del “manejo forestal”, autorizado por las autoridades ambientales en 1996, las mismas junto a miríadas de otras formas de vida de un bosque de niebla realmente único iban a convertirse en leña. En ese entonces fue de lo más oportuno nuestra intervención para detener la masacre y establecer la primera reserva natural privada en la Sierra Gorda, donde desde entonces gozan de completa protección.
En 2009 las fotografié, cuando habían sido identificadas como otras especies. Tiempo después, comencé a colaborar con el proyecto británico ARKive, el cual busca crear un “arca” de imágenes del mayor número posible de especies de flora y fauna amenazadas de nuestro planeta, e imágenes de las mismas fueron aceptadas. A finales de 2013, fui contactado por el Dr. José Antonio Vázquez, botánico y taxónomo de la Universidad de Guadalajara quien, de manera casual, encontró las imágenes en el sitio de ARKive. Para el Dr. Vázquez, las imágenes resultaron algo especial y anómalo, por lo que procedió a solicitarme más fotos, por lo que en los primeros meses de este año recabé más información e imágenes hasta que, finalmente, se produjo la confirmación de que se trataba de tres especies nuevas de magnolias.
De manera muy generosa, el botánico decidió nombrar a una de las tres especies como pedrazae, dedicándomela, un increíble honor tener a unas tocayas tan distinguidas y amenazadas. Las otras dos especies fueron nombradas como rzedowskii (dedicada al Dr. Jerzy Rzedowskii, el principal botánico en México) y sierragordae. De manera parecida, por fotografías que hice, una familia nueva de moluscos fue descubierta y descrita, y debido a mi permanente inquietud por conocer y documentar los rincones más silvestres de estos montes ya hemos confirmado el descubrimiento de otras especies nuevas de plantas y protegido su hábitat.
Me queda claro el tándem entre fotógrafo, expertos en el tema y una organización como el Grupo Ecológico Sierra Gorda y su alianza con el World Land Trust, con capacidad de gestión y hacer conservación in situ es realmente efectivo. Sin duda, estos descubrimientos destacan la pertinencia de proteger sitios con alto valor biológico, proporcionando a los ecosistemas y especies un respiro ante la presión de los humanos, siempre demandantes de espacios y servicios ecosistémicos. De no haber dado el paso para protegerlos, posiblemente esas especies y otras hubieran desaparecido sin ni siquiera dejar rastro. La sexta ola de extinción masiva por la que atraviesa la vida en nuestro planeta ya las habría alcanzado.
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“La Historia de las Plantas de la Nueva España” fue escrita por Francisco Hernández después de haber realizado la primera exploración en territorio mexicano de 1571 a 1576. Bajo nombramiento de Protomédico del Nuevo Mundo, y con la encomienda del rey Felipe II de describir ese vasto y desconocido territorio con sus plantas, animales y minerales útiles a la corona, Hernández recorrió buena parte del territorio nacional, describiendo más de 3,000 especies de plantas y 500 de animales. Desde entonces, diversos naturalistas e instituciones han realizado esfuerzos por inventariar y documentar la diversidad de flora y fauna del quinto país megadiverso a nivel mundial, donde la región central ha sido la más explorada y estudiada. Por ello, seguir encontrando nuevas especies de plantas y animales resulta hoy en día extraordinario, máxime cuando su permanencia es incierta debido al cambio climático y al crecimiento poblacional.
Sin embargo, en la queretana Sierra Gorda se han descubierto recientemente tres especies nuevas de magnolias, que son árboles notables por ser fósiles vivientes y las primeras plantas con flores. Y que estuvieron a punto de ser aniquiladas por operaciones madereras en las que en aras del “manejo forestal”, autorizado por las autoridades ambientales en 1996, las mismas junto a miríadas de otras formas de vida de un bosque de niebla realmente único iban a convertirse en leña. En ese entonces fue de lo más oportuno nuestra intervención para detener la masacre y establecer la primera reserva natural privada en la Sierra Gorda, donde desde entonces gozan de completa protección.
En 2009 las fotografié, cuando habían sido identificadas como otras especies. Tiempo después, comencé a colaborar con el proyecto británico ARKive, el cual busca crear un “arca” de imágenes del mayor número posible de especies de flora y fauna amenazadas de nuestro planeta, e imágenes de las mismas fueron aceptadas. A finales de 2013, fui contactado por el Dr. José Antonio Vázquez, botánico y taxónomo de la Universidad de Guadalajara quien, de manera casual, encontró las imágenes en el sitio de ARKive. Para el Dr. Vázquez, las imágenes resultaron algo especial y anómalo, por lo que procedió a solicitarme más fotos, por lo que en los primeros meses de este año recabé más información e imágenes hasta que, finalmente, se produjo la confirmación de que se trataba de tres especies nuevas de magnolias.
De manera muy generosa, el botánico decidió nombrar a una de las tres especies como pedrazae, dedicándomela, un increíble honor tener a unas tocayas tan distinguidas y amenazadas. Las otras dos especies fueron nombradas como rzedowskii (dedicada al Dr. Jerzy Rzedowskii, el principal botánico en México) y sierragordae. De manera parecida, por fotografías que hice, una familia nueva de moluscos fue descubierta y descrita, y debido a mi permanente inquietud por conocer y documentar los rincones más silvestres de estos montes ya hemos confirmado el descubrimiento de otras especies nuevas de plantas y protegido su hábitat.
Me queda claro el tándem entre fotógrafo, expertos en el tema y una organización como el Grupo Ecológico Sierra Gorda y su alianza con el World Land Trust, con capacidad de gestión y hacer conservación in situ es realmente efectivo. Sin duda, estos descubrimientos destacan la pertinencia de proteger sitios con alto valor biológico, proporcionando a los ecosistemas y especies un respiro ante la presión de los humanos, siempre demandantes de espacios y servicios ecosistémicos. De no haber dado el paso para protegerlos, posiblemente esas especies y otras hubieran desaparecido sin ni siquiera dejar rastro. La sexta ola de extinción masiva por la que atraviesa la vida en nuestro planeta ya las habría alcanzado.