En la Sierra Gorda contamos con la última colonia de guacamayas verdes (Ara militaris) de una amplia zona del centro de México. Son aves escandalosas, magníficas, altamente sociables y que forman pareja de por vida, encontrándose desgraciadamente en peligro de extinción. Encuentran refugio en un profundo sótano y en un cañón cortado a tajo en la roca viva, afortunadamente a salvo de la depredación de sus pollos por humanos.

Para encontrarlas entre estas arrugadas y amplias montañas hay que conocer sus hábitos y sitios preferidos para alimentarse, armarse de paciencia y ser persistente, máxime si lo que uno busca es fotografiarlas. Luego de dos salidas donde solo se perdió el tiempo, el pasado domingo 12 tuvimos la fortuna de encontrarlas casi a  la orilla de una brecha de terracería, metidas en el fondo de una profunda cañada donde se alimentaban de bellotas, nueces y los espinosos frutos de liquidambares. Las guacamayas puede realizar largos viajes en un dia para encontrar alimento, particularmente en la temporada de sequía cuando el mismo escasea.

Para fotografiarlas hubo que proceder rapido, pues solo cuando dejaban de comer y levantaban vuelo salían a la luz franca del sol y entonces se podía disparar la cámara en la angosta cañada, aparte de un diafragma bien abierto y velocidad de disparo rápida (1/2,500s). Fue sin duda una experiencia única, pues para mi las guacamayas simbolizan espacios abiertos y silvestres y cuya presencia confirma que la Sierra Gorda sigue muy viva y con casi todas sus especies de fauna y flora originales presentes.